lunes, 1 de junio de 2009

MI DIOS ES UN DIOS DE AMOR (Opinión)


El amor ha ocupado un lugar protagónico en mi vida, he amado profundamente, hasta perder los estribos, he sufrido, he llorado y he padecido por amor, quizás eso es lo que me lleva a estar plenamente a favor del amor, en cualquier forma que se presente, el amor purifica el alma. Creo en Dios y Él es amor.

Un sacerdote, como hombre que es, siente las tentaciones de la carne y tiene apetito sexual, como cualquier otro hombre, también siente la necesidad afectiva de tener una compañía, una pareja, de recibir y dar amor.

La Biblia no dice en ninguna parte que el sacerdote, para servir a Dios, deba renunciar a tener una vida sexual y amorosa. Lo que sí dice es que Dios nos creó y nos dijo: "Creced y multiplicaos" y el ser humano no se reproduce por generación espontánea, sino a través de relaciones sexuales. En otra parte de la Biblia se expone que el hombre no debe estar solo.

Podemos inferir entonces que el error está en la propia institución de la Iglesia Católica Romana, que fue la que instituyó el celibato como condición imprescindible para convertirse en sacerdote y diseminar la palabra de Dios.

De igual forma, que Fidel no es Cuba; la Iglesia no es Dios. El sacerdote sirve a Dios, no a la Iglesia. Por lo tanto, si un sacerdote se enamora y quiere hacer vida de pareja, procrear hijos, y seguir sirviendo a Dios, y la Iglesia Católica Romana le niega esa oportunidad, ese derecho sagrado, ¿qué opción le queda si no cambiar a otra Iglesia donde pueda seguir ejerciendo su labor y a la vez realizarse como padre de familia?

Y esta Iglesia es la Episcopal, que tiene los mismos fundamentos de la Católica, pero sin la absurda exigencia del celibato, sin condenar a un hombre a estar solo y vivir huérfano de amor, por el simple hecho de querer servir al Señor.

Por eso, apoyo la decisión de Alberto Cutié, que durante de todos sus años de servicio a la comunidad ha demostrado ser un gran ser humano y un verdadero hombre de Dios y que precisamente por ser un hombre de Dios está lleno de amor, y el amor es un sentimiento que debe ser compartido.

Estoy segura de que nuestro Señor aprueba esta decisión, porque mi Dios es un Dios de amor.

Miriam De La Vega
Junio 1, 2009

5 comentarios:

  1. POR LO CLARO, ME GUSTA LO QUE ESCRIBISTE, PERO SOY UNA FIERA QUE NO APRENDIO LO QUE ES AMOR EN LOS TERMINOS TAN INVASIVOS Y LOGICOS QUE TE MARCARON. LINDO ESCRITO

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  2. Gracias querido Jorge, disfruto mucho este intercambio de ideas que hemos iniciado, espero que continuemos blogueando y comentandonos siempre. Un abrazo.

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  3. A veces , el tiempo no me permite el hacer algunas cosas , entre mis favoritas , esta leer articulos e historias interesantes, y distintas a la rutina diaria que encontramos en todas partes ,y este blog se aleja de lo comun , por eso me encanta leer tus puntos de vista , y los distintos e interesantes temas que siempre son de mi agrado,me alegra que hallas tocado este tema , y que lo hallas dicho en claro español ,y llamar las cosas por su nombre,totalmente de acuerdo con este comentario , pues dices la realidad que algunos eruditos no quieren oir,exelente articulo , te felicito por llamar al pan , pan y al vino vino, muchos exitos , Dino.

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  4. Entiendo el razonamiento que haces pero... la verdad es que considero que te equivocas. Verás, en primer lugar, ni la Iglesia ni nadie puede obligar a un hombre a elegir el sacerdocio, luego no es cierto que la Iglesia le niegue nada al hombre que se hace cura: si siente que su vocación es el amor del matrimonio puede elegirlo, este sacramento es tan sagrado para Dios como el Orden Sacerdotal.
    Por otra parte, claro que el sacerdote ha de vivir como cualquier cristiano en Dios Amor, pero el amor del matrimonio no es el único: más grande es el amor de Dios, que se da a todos, que es más grande que el amor de cualquier hombre. Ese amor, que no tiene preferencias, es el que vive un sacerdote, el amor a todos sus hermanos, al mundo entero y a toda la obra de Dios: el amor del sacerdote es para Dios, se consagra a él y solo a él, por eso no contrae matrimonio. Si por el contrario, considera que no podrá vencer la "tentación de la carne", como dice, baste con que se case: nadie le obliga a ser sacerdote, es una elección personal, que implica que tu dedicación a Dios a través de la oración y de todos los hombres será lo primero en tu vida.
    Y a tu afirmación de "la Iglesia no es Dios" (con todo el respeto debo decirte que la comparación me parecía fuera de lugar), verás, Dios en la Biblia, a la que remites, instituyó la Iglesia diciéndole a Pedro que el sería su piedra angular, y todos los hombres la forman: no es la institución, somos TODOS NOSOTROS. No puedes amar a Dios, y no amar a aquello por lo que dio la vida, es totalmente contradictorio.
    No interpretes con esto que quiero decir que el que no es católico no es válido para Dios, pues estoy segura de que el, que es amor, como muy bien dices, ama a todos. Sólo trato de demostrarte con tus mismos argumentos que la Iglesia Católica sí tiene unas bases firmes y sólidas para afirmar lo que afirma, para guiar a los cristianos de la forma en que lo hace.
    Un saludo.

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