viernes, 16 de diciembre de 2011

AGRADECER NOS ENALTECE (Reflexión)

El Sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las manchas, los agradecidos hablan de la luz.

Jose Martí.




La diferencia entre una persona agradecida y una que no lo es, radica en que la última piensa que todo se lo merece, por eso cuando alguien hace algo por ella, no lo valora como debería, pues en vez de considerarlo un gesto de buena voluntad, de amor o de entrega, considera que era una obligación de esa persona.

Pero debemos entender que nadie está obligado a hacer nada por otros, el que lo hace, está guiado por sentimientos elevados, por eso debemos valorar hasta el gesto más insignificante. Si una persona nos regala una sonrisa, debemos agradecerla, porque esa persona no tiene la obligación de sonreírnos, nos ha extendido su sonrisa como un gesto de buena voluntad. Tengo por costumbre agradecer cada gesto que un amigo, familiar o desconocido hace por mí, porque no creo que yo me los merezca, por eso valoro tanto esas atenciones.

Por eso agradezco al Señor por mi familia, mi salud, mi trabajo, mi casa, mis amigos y por cada nuevo día que puedo abrir los ojos, levantarme y ver el sol, porque cada día que podemos vivir es un regalo de Dios.

Por eso también agradeceré eternamente cada noche que mi madre veló mi fiebre, cada alimento que preparó para mí, cada prenda de ropa que me lavó y cada uno de esos pequeños sacrificios domésticos que hizo durante toda mi infancia y adolescencia, porque lo hacía con todo su amor y en cada pequeña acción ponía su alma, era algo que nunca dijo, pero no era necesario que lo dijera, yo lo sabía. También agradezco cada uno de sus consejos, porque sé que me los daba desde el fondo de su corazón, porque le interesaba mucho que yo hiciera bien las cosas, para que llegara a ser una buena persona y mi vida fuera lo más provechosa posible.

Lo más triste es que las personas desagradecidas, no solamente hacen infelices a los que les rodean, sino que lo son ellos mismos, viven en total frustración e inmersos en una constante negatividad, porque al creer que la gente hace buenas acciones por obligación, no sienten el amor que envuelve cada una de esas acciones, no llegan a apreciar el verdadero valor que encierran esas muestras de cariño, y, por tanto, no se sienten amados.

Nada nos enaltece más que saber agradecer y retribuir a las personas que hacen pequeños o grandes sacrificios por nosotros, que se interesan por ayudarnos, porque nuestra vida sea mejor y porque seamos mejores personas.

Miriam De La Vega
Diciembre 16, 2011
© Todos los derechos reservados