Cae la lluvia dejando surcos en los cristales,
el mundo se tiñe de gris opaco,
la lluvia se transforma en un río cansado
que repite su cauce hasta la eternidad.
Un alarido salta de mi garganta,
y rompe los tímpanos de los montes,
derriba edificios, asalta torres
y cabalga en una paloma asustada.
Las lágrimas han dejado surcos profundos
como grietas en mi rostro y en mi alma.
Hiere la ausencia, quema el recuerdo,
y duele en el pecho la falta de ti.
Miriam De La Vega
Mayo 22, 2012
Mayo 22, 2012
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