lunes, 11 de marzo de 2013

DOS MIGUELES, UN IDIOMA (Escrito por Alicia Hurtado)

Mi amiga Alicia Hurtado, quien es una excelente decimista, sigue inspirada, los últimos acontecimientos de la política nacional e internacional han alimentado su musa. Aquí está su última creación. Que la disfruten.



DOS MIGUELES, UN IDIOMA


Príncipe de los Ingenios

Miguel Cervantes Saavedra

Fue del idioma la piedra

Angular de los proscenios.

Cuba posee entre sus “genios”

A la antítesis más cruel

Pues contrario a aquel Miguel

Que de Lepanto fue el manco

Este Miguel al barranco

Lleva el español con él.

Semántica aplanadora

Para el discurso escogió

Y al idioma trituró

En arenga destructora

Este Saavedra que ahora

Enfila su artillería

Tan iletrada y vacía

Queriendo a Yoani enlodar

Se enloda al evidenciar

Su pésima ortografía.


Alicia Hurtado
© Todos los derechos reservados.



ÓLEO DE UNA MUJER LEJANA (Escrito por Ramón Muñoz Yanes)



Y llegaste, sacando el pasado de mi nevera, para saciar hambres traviesas que no respetan sentimiento alguno.

Tú, la de siempre, con tu andar de hembra fina y zapatos acordonados. Años y años, amordazando el alma, aferrado a un viejo libro de poemas que viaja conmigo en condición de polizonte honorario, engalanado para mis orgías de recuerdos con un único propósito, gritar alguna que otra noche, que tú, la mujer más imposible, existes.

Y a salvo del tiempo regresas, para fusilar años y ausencias, con tu beso de un tirón, como acostumbras, derrumbando con tan solo una ráfaga de razones, mi chaleco anticaricias. Y me rompes el disfraz de hombre encantador, me fustigas a placer con tus labios y te quieros, dejándome desnudo en medio del museo de mis recuerdos.

Ahora, tratando de sobrevivir a esta madrugada, me aferro a este cabello salvavidas que dejaste sobre mi cama, dando brazadas con un destino fijo, un único propósito. Intento alcanzar la próxima mañana, ponerme a salvo de tu ausencia. Esta es la noche más terrible, la más sola, la noche después del te fuiste y la de contemplar la hoguera de nuestras culpas, al amor inconcluso, el que siempre ha estado sujeto al no hagamos daño a los demás.

Y me hablo, después de tantos años, atravieso sin recelos la aduana de mi memoria, para sentarme al mediodía de mi vida, en una calle de esa Habana, que solo vive en mis madrugadas frías y me grito, que ya puedo descansar en paz, porque supiste de una vez, chiquilla malcriada disfrazada de poemas, vestida de locuras y los amores más ciertos, que sigo siendo el mismo.

Te preguntas qué pasa, dónde se esconde el tiempo, cómo es posible suturar tanta noche perdida, tanto abrazo extraviado. Y te preguntas cómo es posible guardar un beso por más de veinte años, cómo logré preservar el abrazo a salvo de distancias y desencuentros.

Ya amanece, caminas otra vez por tu Madrid con mi beso por bufanda, le sonríes a la mañana con tu mejor palabra, caminas segura por tus plazas de costumbre, con la soltura y el descuido de ni siquiera saber, que llevas en un rincón de tu bolso, mi alma.

© Todos los derechos reservados

EL CIRUJANO (Una historia para reflexionar)



Encontré esta reflexión en las redes, y no quiero dejar pasar la oportunidad de compartirla con los lectores de este blog, pues el maravilloso mensaje que encierra tocó mi corazón. Espero que también toque el tuyo.

EL CIRUJANO… 
(Autor desconocido)

-Mañana en la mañana abriré tu corazón, le explicaba el cirujano a un niño. Y el niño interrumpió: 

-¿Usted encontrará a Jesús allí?

El cirujano se quedó mirándole, y continuó: 

-Cortaré una pared de tu corazón para ver el daño completo.

-Pero cuando abra mi corazón, ¿encontrará a Jesús ahí?, volvió a interrumpir el niño.

El cirujano se volvió hacia los padres, quienes estaban sentados tranquilamente.

-Cuando haya visto todo el daño allí, planearemos lo que sigue, ya con tu corazón abierto.

-Pero, ¿usted encontrará a Jesús en mi corazón? La Biblia bien claro dice que Él vive allí. Las alabanzas todas dicen que Él vive allí... ¡Entonces usted lo encontrará en mi corazón!

El cirujano pensó que era suficiente y le explicó:

-Te diré que encontraré en tu corazón... Encontraré músculo dañado, baja respuesta de glóbulos rojos, y debilidad en las paredes y vasos. Y aparte me daré cuenta si te podemos ayudar o no.

-¿Pero encontrará a Jesús allí también? Es su hogar, Él vive allí, siempre está conmigo.

El cirujano no toleró más los insistentes comentarios y se fue. Enseguida se sentó en su oficina y procedió a grabar sus estudios previos a la cirugía: aorta dañada, vena pulmonar deteriorada, degeneración muscular cardiaca masiva. Sin posibilidades de trasplante, difícilmente curable.

Terapia: analgésicos y reposo absoluto.

Pronóstico: tomó una pausa y en tono triste dijo: "muerte dentro del primer año". Entonces detuvo la grabadora. 

-Pero, tengo algo más que decir: ¿Por qué? Pregunto en voz alta ¿Por qué hiciste esto a él? Tú lo pusiste aquí, tú lo pusiste en este dolor y lo has sentenciado a una muerte temprana. ¿Por qué?

De pronto, Dios, nuestro Señor, le contestó:

-El niño, mi oveja, ya no pertenecerá a tu rebaño, porque él es parte del mío y conmigo estará toda la eternidad. Aquí en el cielo, en mi rebaño sagrado, ya no tendrá ningún dolor, será confortado de una manera inimaginable para ti o para cualquiera. Sus padres un día se unirán con él, conocerán la paz y la armonía juntos, en mi reino y mi rebaño sagrado continuará creciendo.

El cirujano empezó a llorar terriblemente, pero sintió aún más rencor, no entendía las razones. Y replicó:

-Tú creaste a este muchacho, y también su corazón ¿Para qué? ¿Para que muera dentro de unos meses?

El Señor le respondió: 

-Porque es tiempo de que regrese a su rebaño, su tarea en la tierra ya la cumplió. Hace unos años envié una oveja mía con dones de doctor para que ayudara a sus hermanos, pero con tanta ciencia se olvidó de su Creador, así que envié a mi otra oveja, el niño enfermo, no para perderlo sino para que regresara a mí aquella oveja perdida hace tanto tiempo.

El cirujano lloró y lloró inconsolablemente.

Días después, luego de la cirugía, el doctor se sentó a un lado de la cama del niño; mientras que sus padres lo hicieron frente al médico.

El niño despertó y, murmurando rápidamente, preguntó:

-¿Abrió mi corazón?

-Sí - dijo el cirujano-

-¿Qué encontró?, preguntó el niño.

-Tenías razón, encontré allí a Jesús.

Dios tiene muchas maneras y formas diferentes para que tú regreses a su lado.

Oraré por todo aquel que lea y comparta este escrito.