La realidad imperante en Cuba, muy bien se podría describir de la siguiente manera. Es como si tuviéramos un pajarito en una jaula y le pusiéramos agua y comida, lo curamos si se enferma y le resolvemos algunas necesidades básicas. Está forzado a depender de nosotros, por lo tanto, tiene que conformarse con lo que le damos y cuando se lo damos, porque no le permitimos salir a buscar su propio alimento, como hacen todos los de su especie, lógicamente, como no tiene la más remota idea de lo que existe afuera, llega a creer ciegamente que el universo se reduce al limitado espacio donde transcurre su vida. El pajarito se adapta a vivir en la jaula y a que le den tres granitos de alpiste al día y le curen la patica cuando se la quiebra, y llega a creer que esa es la vida, porque no conoce otra, ya que nunca aprendió a vivir de otra manera, ni siquiera tiene idea de cómo conseguir su sustento, y ni en sueños puede imaginar que más allá de esos barrotes hay un mundo infinito, donde otros
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