martes, 14 de noviembre de 2017

UN LIBRO QUE TUVO GRAN INFLUENCIA EN MI VIDA (Reseña)


Siendo apenas una adolescente, cayó en mis manos un libro de Dale Carnegie, "Como ganar amigos e influir sobre las personas". Un libro de crecimiento personal, que cambió diametralmente mi vida, sobre todo, la manera de relacionarme con los demás. Se lo recomiendo a todos. Todavía se puede adquirir en Amazon.

El libro tiene seis capítulos. Las partes principales de cada capítulo se citan a continuación.
1.    Sacarle de un estereotipo mental, darle nuevas ideas, nuevas visiones, nuevas ambiciones.
2.    Permitirle hacer amigos fácil y rápido.
3.    Incrementar su popularidad.
4.    Ayudarle a convencer a más personas a su modo de ver la vida.
5.    Aumentar su influencia, su prestigio, su habilidad para lograr objetivos.
6.    Permitirle ganar nuevos clientes.
7.    Aumentar su capacidad para generar ingresos.
8.    Hacerle un mejor vendedor, y un mejor hombre de negocios.
9.  Ayudarle a manejar quejas, evitar discusiones, hacer su interacción humana más sencilla y placentera.
10. Convertirlo en un mejor orador y conversador agradable.
11. Hacerle fácil, en sus relaciones diarias, la aplicación de principios psicológicos.
12. Ayudarle a despertar el entusiasmo entre sus asociados.
Técnicas fundamentales para tratar con la gente
1.    No critique, no condene, ni se queje.
2.    Dé aprecio honesto y sincero.
3.    Despierte en las personas un deseo ardiente.
Seis formas de convertirse en una persona agradable
1.    Muestre un interés genuino en otras personas.
2.    Sonría.
3.   Recuerde que el nombre de una persona es, para esa persona, el más dulce y más importante sonido en cualquier idioma.
4.    Sea un buen oyente. Anime a otros a hablar de ellos mismos.
5.    Converse en términos de los intereses de la otra persona.
6.    Haga que la otra persona se sienta importante, y hágalo sinceramente.
Doce formas de ganar personas a su modo de pensar
1.    La única forma de sacar lo mejor de una discusión es evitándola.
2.   Muestre respeto por las opiniones de la otra persona. Nunca diga "estás equivocado".
3.    Si usted está equivocado, admítalo rápida y enfáticamente.
4.    Inicie sus conversaciones de forma amigable.
5.    Comience con preguntas a las cuales la otra persona contestará "sí".
6.    Deje a la otra persona sentirse a gusto con la conversación.
7.    Deje que la otra persona sienta que la idea es suya.
8.    Intente honestamente ver las cosas desde el punto de vista de la otra persona.
9.    Sea empático con las ideas y deseos de la otra persona.
10. Apele a los motivos más nobles.
11. Ponga entusiasmo en sus ideas.
12. Lance un desafío.
Sea un líder: cómo cambiar a las personas sin ofender o despertar resentimiento
1.    Inicie con aprobación y apreciación honestas.
2.    Marque los errores de su interlocutor de forma indirecta.
3.    Hable de sus propios errores antes de citar los de la otra persona.
4.    Haga preguntas en lugar de dar órdenes directas.
5.    Deje a la otra persona defenderse.
6.    Elogie cada mejora.
7.    Genere y fomente una buena reputación acerca de los demás.
8.  Use la inspiración y la motivación para lograr que los fallos se vean fáciles de corregir.
9.    Haga que la otra persona se sienta feliz de hacer lo que usted sugirió.
Cartas que producen resultados milagrosos
Este capítulo fue incluido en la edición original de 1936 pero omitido en la edición de 1981. En este capítulo, el más corto del libro, Carnegie analiza dos cartas y describe cómo apelar a la vanidad de alguien con la frase "hazme un favor" en oposición a preguntar directamente por algo que no ofrece el mismo sentimiento de importancia para la persona en cuestión.
Siete reglas para hacer su vida en el hogar más feliz
Esta sección fue incluida en la edición original de 1936 pero omitida de la edición revisada de 1981.
1.     No reniegue.
2.     No intente mejorar a su pareja.
3.     No critique.
4.     Dé muestras de apreciación sincera.
5.     Dé pequeñas atenciones o detalles.
6.     Sea atento.
7.     Lea un buen libro referente al sexo en el matrimonio.


sábado, 3 de junio de 2017

EL ABISMO (Cuento Corto)


Viajaba con destino a Texas, iba a visitar a mi hermana, a quien no había visto en 20 años, me acomodé bien en el asiento, me cubrí con una manta y me quedé profundamente dormido. De repente, me despertó un estruendo terrible y al instante perdí el sentido. No sé cuánto tiempo transcurrió, pero cuando desperté, comenzó la pesadilla. 

Me rodeaban unas criaturas horripilantes, que lanzaban bocanadas de fuego en todas direcciones, amenazando con sus lanzas a los ocupantes del tren. Aquellos seres querían empujarnos al abismo que se abría al costado del camino, donde se podía ver a muchos clamando a gritos por ayuda, mientras se hundían en una lava ardiente de la que emanaba un fuerte hedor a azufre.

Sentí un terror escalofriante, cerré los ojos y comencé a orar con vehemencia y fe profunda, como nunca lo había hecho, y encomendé mi alma a Dios. De repente, me sentí ligero como una pluma y noté que los temores desaparecían y daban paso a una sensación de paz absoluta, completamente nueva para mí. Noté que flotaba sobre la escena y comenzaba a elevarme suavemente. 

Abrí los ojos y desde lo alto pude ver cómo los demonios seguían intentando llevarse a todas l
as víctimas del accidente ferroviario, sentí mucha piedad por ellos y quise decirles que oraran, pero no me fue posible, solo pude pedir a Dios que los ayude y estoy convencido de que él lo hará.


Junio 3. 2017

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domingo, 7 de mayo de 2017

CORAZÓN DE NÁCAR (Poema)




La luna, blanca esfera,

cual corazón de nácar

que palpita en el centro 

de la noche estrellada,

va cobijando amores

posibles e imposibles,

consuela desamores,

que abraza y acompaña,

fluyendo con sus sueños,

llorando con sus lágrimas,

escuchando sus ruegos,

aplacando sus ansias,

repartiendo ilusiones,

olvidando venganzas,

calmando resquemores,

regalando esperanzas.

Y yo, mientras la miro

detrás de mi ventana,

curiosa me pregunto

¿Qué sería de la luna

si no existiera amor?

¿Qué sería del amor

si no hubiera una luna?


Miriam De La Vega
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Mayo 7, 2017





lunes, 1 de mayo de 2017

UN SUEÑO RECURRENTE (Cuento)


Durante años tuve un sueño recurrente, en él me encontraba junto al mar y veía una escalera, guiado por la curiosidad, me acercaba y descubría que la escalera serpenteaba entre hermosos rosales y conducía a una casa de ensueño, entonces me sentía como en un cuento de hadas y contemplaba ansioso, como si en algún momento fuera a asomar a la ventana el rostro más bello del universo. Mi corazón comenzaba a latir a toda velocidad y sentía que mi pulso se aceleraba y en ese preciso momento despertaba, con una sensación de frustración y de pérdida irremediable, que me acompañaba durante todo el día.

Hace varios meses tuve que ir a Italia en viaje de trabajo y una tarde decidí salir a dar un paseo por la costa de Sorrento. Durante mi caminata, aspiraba el aire puro, disfrutaba la caricia del viento en mi rostro y admiraba la extraordinaria belleza del paisaje, estaba totalmente abstraído, disfrutando a plenitud de todas las sensaciones que me provocaba aquel lugar.

De repente, me detuve en seco. Allí, frente a mí, se alzaba aquella escalera, la que había visto durante años y que aún veía en aquellos sueños recurrentes. Junto a ella crecían los mismos rosales y los peldaños conducían a la misma casa de cuentos de hadas. No daba crédito a mis ojos, ¿cómo podía yo haber soñado con una casa que realmente existía, si jamás había estado en aquel lugar, ni siquiera había salido de América?

Estaba en shock. Se veía luz a través de las ventanas y como en mis sueños, me quedé esperando que un rostro cautivador asomara por alguna de ellas. En vista de que la espera era inútil, me encaminé a un café que estaba a pocos metros de la casa, allí encontré a un señor entrado en años, con un rostro amistoso, que limpiaba las mesas, mientras cantaba una alegre tonadilla. Me acerqué a él y en mi italiano chapurreado le dije:

—Buenas tardes, amigo.

—Muy buenas las tenga usted. ¿Qué se le ofrece?

—Me gustaría saber si conoce bien esta zona.

—Por supuesto, hijo mío, aquí nací y aquí he vivido durante setenta años, no hay una piedra en este lugar que yo no me conozca. ¿En qué puedo servirle?

—Me ha llamado la atención aquella casa, la de la escalera y las flores. ¿Podría decirme a quién pertenece?

—Ay amigo, esa casa encierra una historia muy larga y triste. Y aprovechando que no tengo ningún cliente en este momento, me sentaré con usted y le contaré lo que sé.

Y así comenzó su relato:

—Me contaba mi abuelo que en esa casa vivía Alessandra, la joven más hermosa de la comarca. Tenía rostro de ángel, piel de nácar y ojos de mar y su cuerpo era como una escultura. Todos los chicos del pueblo querían ganar su corazón, pero ella nunca aceptó a ninguno, hasta que conoció a Marcelo, un joven pescador que vivía en una ciudad cercana, él venía en su bote y esperaba al pie de la escalera hasta que ella se asomaba a la ventana, entonces el muchacho corría escaleras arriba, subiendo de dos en dos los peldaños, ella salía a recibirlo en la terraza y se abrazaban con una pasión desenfrenada, pasaban un par de horas juntos y luego, ella lo acompañaba hasta el bote, allí lo despedía y se quedaba mirando desde la orilla hasta que el bote se perdía a lo lejos y entonces regresaba a su casa.

Ese ritual se repitió diariamente durante varios años, era la más bella historia de amor que nadie hubiera conocido por estos lares. Un par de años después, comenzaron a planear la boda y todo el pueblo estaba entusiasmado con la próxima unión de la querida pareja, cuyo amor enternecía a todos, pero el destino les tenía reservada una triste sorpresa.

Había un joven llamado Albano, que vivía enamorado de Alessandra y durante muchos años había tratado de acercarse a ella y le había declarado su amor en repetidas ocasiones, pero ella lo había rechazado en cada intento y aunque él siempre lo mantuvo en secreto, nunca logró sacarse aquella espina del corazón. Con el paso del tiempo, su resentimiento y frustración fueron creciendo y terminaron convirtiéndose en un odio mortal.

La noche antes de la boda, Alessandra acompañó a Marcelo hasta el bote, como de costumbre, se despidieron llenos de ilusión, pues en pocas horas unirían sus vidas para siempre. Después de un prolongado beso de despedida, ella esperó hasta que el bote se perdió en la lejanía, como siempre lo hacía, y se encaminó de regreso a su casa.

Caminaba despreocupadamente, tarareando una alegre tonadilla, que había aprendido de su madre. Al traspasar la verja que conducía a la escalera, fue sorprendida por Albano que la esperaba en la oscuridad, con un rápido movimiento, le clavó una daga en el pecho y después, con la misma daga, se quitó la vida.

Los padres de Alessandra, al notar que la chica demoraba demasiado despidiendo a su novio, bajaron a buscarla y encontraron los dos cuerpos que yacían sin vida al pie de la escalera.

—¿Y como supieron los motivos de Albano?

—Porque él llevaba una nota en el bolsillo de la camisa que decía:

"No quisiste ser mía, pero no serás de nadie. Esta noche te llevaré conmigo a un lugar donde estaremos juntos por toda la eternidad."

—¿Y qué hizo Marcelo cuando se enteró?

—El joven no se resignó jamás a aquella pérdida, continuó acudiendo diariamente a esperar a su amada al pie de la escalera. Decía que estaba convencido de que, aunque pasaran cien años, un día la vería aparecer nuevamente a la ventana y entonces volverían a ser felices. Pobre hombre, murió viejo y solo, porque nunca se casó, ni tuvo familia. Hasta el último día de su vida lo vieron venir a esperar a su amada.

Cuando el buen señor terminó su relato, dos gruesas lágrimas corrían por mis mejillas y un estremecimiento recorría mi cuerpo. Desde el primer momento de la historia me identifiqué con Marcelo, podía sentir su amor por Alessandra y era como si su dolor me quemara la piel. Me tomé un café, le di un buen apretón de manos a modo de agradecimiento y me dispuse a regresar por el mismo camino por donde había venido. Quería ver la casa de mis sueños por última vez.

Me paré al pie de la escalera, miré hacia lo alto y en ese mismo instante pude ver que alguien se asomaba a la ventana. Era el rostro más hermoso que había visto jamás, podía apreciar perfectamente su piel de nácar y unos rizos dorados cayendo sobre la frente. Divisé claramente que se dibujaba una sonrisa en sus labios y ya no lo pensé más, me lancé escaleras arriba, subiendo los peldaños de dos en dos y ella salió a mi encuentro. Uno frente al otro en la terraza, nos miramos a los ojos por unos segundos y sin mediar palabra, nos fundimos en un abrazo apasionado, aquel abrazo por el que ambos habíamos esperado durante más de un siglo.

Su nombre en esta vida no es Alessandra, ni el mío es Marcelo, pero ambos soñábamos cada noche con este encuentro y por eso no tenemos duda alguna de que la historia de esa pareja es realmente nuestra historia de amor y que esta vez la terminaremos juntos.

Miriam De La Vega 
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sábado, 8 de abril de 2017

LA OTRA (Cuento)



Celia tenía 37 años cuando la conocí. Era extremadamente delgada, de pequeña estatura, pocas curvas, rostro anguloso, no era precisamente una mujer llamativa y quizás nadie se voltearía a mirarla en la calle. Sin embargo, me atrevería a decir que la belleza y la gracia que no brillaban en su aspecto exterior, le sobraban interiormente; si algo la caracterizaba era su serenidad, su trato cordial y aquella paz que emanaba de su espíritu. Siempre estaba lista para apoyar a quien lo necesitara.

No era de esas personas que siempre son el centro en una reunión de amigos, pero en el orden intelectual era brillante, era ingeniera química y desde hacía cinco años ocupaba la posición de Jefa del Departamento Técnico en la planta de procesamiento de gas, donde tenía 45 personas bajo su mando. 

Estaba casada, pero nunca hablaba de su esposo, a veces daba la impresión de que aquel hombre cumplía la muda e inmóvil función del resto de los muebles del apartamento donde vivían. Jamás supe su nombre, supongo que tenía uno, pero si le preguntabas por el esposo, ella se limitaba a contestar secamente "Él está bien". 




En cambio, hablaba constantemente de su hijo Sergio, era su orgullo y su mejor compañero. Le había costado mucho trabajo concebirlo, ya que algunos médicos le dijeron que había una condición en su sistema reproductor que le impediría salir embarazada, sin embargo, ella, de alguna manera, burló a la ciencia y concibió a su bebé. 



Los médicos no querían creerlo hasta que su estado se hizo tan evidente que tuvieron que aceptarlo y entonces trataron de disimular su error diciendo que se trataba de un milagro y no sabían cuánta verdad encerraban aquellas palabras, ciertamente aquel niño fue un verdadero milagro en la vida de esta mujer.

Celia tenía una pasión que la consumía interiormente, estaba perdida, desenfrenada e irremediablemente enamorada de Pablo, un ingeniero que era algunos años menor que ella, muy bien parecido y carismático, con unos ojos muy claros y elocuentes.

No era un amor platónico, habían sido amantes por más de un año, lo cual resultaba sorprendente, tratándose de Celia, porque no había nada en ella que diera esa imagen, ya saben, generalmente relacionamos a "la amante", con una mujer atrevida, provocativa, sensual. Celia no era así. 

Solo una persona conocía aquel secreto, Verónica, otra ingeniera que trabajaba en nuestro Departamento, era su mejor amiga desde la Universidad y se conocían al detalle. 

Debo decir que yo fui admitida inmediatamente en aquel selecto círculo, la verdad es que siempre he tenido vocación de confidente, tengo mucha facilidad para ganarme la confianza de los que me rodean. Así que apenas llevaba un mes trabajando en la fábrica cuando un día Celia me confió su delicada situación. 

Un par de meses después, ella se llenó de valor y le confesó toda la verdad al esposo, estaba harta de mentir, no tenía ninguna inclinación a la infidelidad, simplemente la vida le había jugado una mala pasada y se había fijado en alguien fuera del matrimonio, pero no era una mujer infiel, era solo una mujer loca de amor y muy fiel, sí, muy fiel a sus sentimientos que es lo que realmente importa, ¿o no?

Yo temí mucho por ella. Los hombres latinos, por lo general, son muy machistas, en especial los cubanos. En aquella época, en Cuba, cuando un hombre se enteraba de que la mujer lo había engañado, podía tener una reacción totalmente impredecible y casi siempre agresiva. En la mayoría de los casos, un hombre engañado podía ser extremadamente peligroso.

Pero él no hizo nada de eso, se limitó a recoger sus pertenencias en silencio y desapareció de la casa. La verdad, siempre me pareció extraña esa actitud, no era lo normal, pero admiré profundamente a aquel hombre sin nombre, recuerdo que a menudo pensaba en eso y me resultaba increíble que hubiera actuado de esa manera tan civilizada, pero realmente fue así.

Celia había elegido dedicar su vida a Pablo y nadie se lo iba a impedir, ni siquiera su marido, así que a partir de ese momento empezó a desplegar todas las artes que tenemos las mujeres, para que su hombre se sintiera feliz junto a ella y la siguiera en la decisión que ella tan valientemente había tomado, o sea, que hiciera lo que se esperaba de él, dadas las circunstancias, abandonarlo todo por aquel amor.

Pero eso no ocurrió, por el contrario, al poco tiempo supimos que la esposa de Pablo estaba embarazada, él le dijo a Celia que no era el momento apropiado, porque tenía que estar junto a su mujer durante el embarazo.

Cuando nació el niño, tampoco era el momento ideal, él no sería uno más de aquellos padres que se limitan a pasarle una manutención a su hijo, (el tan famoso "child support" en Estados Unidos), él estaría junto a su hijo para educarlo y verlo crecer. 

Dos años después vino la hembrita y recomenzó la misma historia. Por una u otra razón, Pablo nunca abandonó a su mujer, siempre supo encontrar la excusa precisa para continuar junto a ella. No sabría decir si en verdad la amaba o si solamente era por comodidad, simplemente siguió en su casa, leyendo su periódico y mirando su televisor, mientras pasaba la vida. 

Durante muchos años no supe nada de Celia, recientemente tuve noticias de ella, sigue sola con su hijo y continúa siendo "la amante" de Pablo. 

Cuando la recuerdo, pienso en todo lo que ella sacrificó por amor, sin recibir nada a cambio, lanzó toda su vida por un barranco. No la critico, ella fue consecuente consigo misma, no hay nada censurable en su actitud, prefirió guiarse por su corazón y no por las apariencias o los dictámenes sociales, esa fue su decisión y se la respeto. Pero es triste que un ser tan valioso haya puesto su vida en manos de alguien que nunca la mereció.

Su soledad no ha sido tan abrumadora, gracias a su hijo Sergio, que fue el mejor regalo que recibió en su vida, el que nunca la abandonó y siempre ha sido su mejor amigo y fiel compañero, rodeándola de cariño y atenciones.


Pero como mujer, ella se mantuvo siempre en un segundo plano, siendo solo "la otra", la siempre oculta, la nunca reconocida, la que duerme todas las noches en una cama fría y enorme, la que pasa sola todas las Navidades y los Años Nuevos, mientras él está con su familia.

Estoy convencida de que Pablo nunca la amó, simplemente adoptó la actitud más cómoda... Se dejó querer. 

Miriam De La Vega - MDLV ©
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jueves, 6 de abril de 2017

ETERNIDAD (Prosa Poética)



Amor es necesidad constante de tu piel, búsqueda de tu calor bajo las sábanas, dejar mi corazón entre tus manos con todo el riesgo que eso representa. Constante entrega, aceptación total, perdón sin límites.

La fe me ofrece paz, confianza y seguridad. Y sé que en tiempos futuros, en una ciudad cualquiera, se encontrarán dos "extraños" que quizás no hablarán el mismo idioma, pero ella reconocerá en el fondo de aquellos ojos la luz que un día iluminó sus mañanas y adivinará a su eterno amor bajo aquella piel inexplorada, tal como lo ha percibido tantas veces, bajo infinidad de epidermis. Y estarán de nuevo frente a frente, como ha sido siempre desde el inicio de los tiempos.

Y así continuará el teatro interminable de la vida, con escenarios cambiantes y argumentos renovados, pero debajo de cada nueva túnica, interpretando cada personaje, los actores seguirán siendo los mismos que una y otra vez y así cada nuevo encuentro será un punto de partida para una nueva vida juntos.

Ya sea en el desierto, en la montaña, en otra galaxia, sin importar la raza o el sexo, nuestras almas se encontrarán, se unirán, iniciarán el consabido rito y jugarán el juego eterno del amor inmortal.


Miriam De La Vega 
- MDLV 
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Febrero 17, 2015

miércoles, 5 de abril de 2017

YO ELIJO EL PERDÓN (Reflexión)





No cultivo el odio, ni el rencor. A veces me inunda la tristeza, el dolor me inflama el pecho y me duele hasta el alma, me he sentido disgustada, herida, defraudada, pero nunca he llegado a sentir odio por nadie. Agradezco a Dios por no haber permitido que mi espíritu se envenene con tan vanos sentimientos. A través de mi vida he aprendido que el odio y el rencor dañan más al que los siente que al que los recibe, son como un veneno que corroe el alma y no nos deja evolucionar como seres humanos, ni crecer espiritualmente y seguir adelante con la misión de nuestra vida.

El mejor remedio para evitar que esos sentimientos arruinen y marchiten nuestro espíritu, son el perdón y el olvido, yo los aplico siempre que alguien me hiere o me hace sentir mal, y lo hago principalmente por mí, porque el perdón y el olvido son acciones que me alivian, me curan, me liberan y me permiten seguir adelante. Perdonar nos hace libres.

La próxima vez que sientas que te invade el rencor y el odio, te ciega, relájate, cuenta hasta diez y hazte un favor a ti mismo, elige olvidar el agravio y perdonar a quien te ha dañado, a la larga te lo agradecerás. 


Miriam De La Vega 
- MDLV -
                                                © Todos los derechos reservados
                                                          Noviembre 8, 2014

domingo, 2 de abril de 2017

CONFUSIÓN (Poesía)



Te confieso que estoy harta  
de buscarte en el silencio, 
en los pasos, en el viento
y en los recuerdos de ayer.

Si fuera por mis instintos
solo quisiera volver  
al día en que te encontré
y hacerlo todo distinto.

No entiendo cómo ha pasado 
cómo pudo suceder
que nuestra historia ha cambiado
y ahora ya no sé qué hacer.

Si intentar recomponer
lo que tuvimos un día 
o sacarte de mi vida
y comenzar otra vez.

Miriam De La Vega
© Todos los derechos reservados