UN PROFESOR DIFERENTE (Relato)
Durante el
mes de enero de aquel año, el profesor nos había asignado preparar un seminario
referente al siglo XV, podíamos referirnos a cualquier país y enfocarnos en el
tema que eligiéramos, ya fuera la política, la religión o las artes. Pero lo que
más difícil nos resultaba a todos era que el trabajo no se entregaría por
escrito, debíamos exponerlo oralmente frente al grupo. Todos teníamos mucho miedo, pero todos se
arriesgaron y lo hicieron, sin embargo, yo era demasiado cobarde y no asistí a
su clase durante toda la semana.
Cuando
terminó el seminario, me incorporé al aula y cuando él me vio entrar, me dijo:
—Jovencita,
hoy cuando termine la clase, necesito que se quede, debemos hablar.
Yo sentí
que las fuerzas me abandonaban y casi me muero, pase todo el tiempo que duró la
clase, pensando en lo que querría decirme el profesor.
Al final,
cuando todos se fueron, me llamó y yo me acerqué a su escritorio al frente del salón,
entonces dispuso dos sillas, una frente a la otra y me dijo:
—¿Por qué
no expuso el seminario?
A lo que yo
le contesté:
—Es que
tengo miedo escénico.
—¿Ha traído
el trabajo que preparó?
—Sí,
profesor.
—Muy bien,
pues siéntese y expóngalo frente a mí, la escucho.
A continuación,
comencé a exponer la tesis que había preparado sobre la literatura del siglo XV
y al terminar, para mi sorpresa, el profesor aplaudió con fuerza y me dijo:
—Ha hecho
un trabajo excelente y francamente no entiendo por qué usted tiene tanto miedo
escénico, por si no lo sabe, tiene grandes dotes de oradora, por favor, téngalo
en cuenta para el futuro, nunca se inhiba de hacer estas cosas en público. Pero creo que tal vez mi actitud ha influido en ese temor, por eso quiero decirle algo, eso es parte de la enseñanza, muchos de ustedes al graduarse serán profesores o tendrán que
hacer presentaciones públicas y tienen que aprender a no dejarse amedrentar por
nadie, no importa cuán desagradable u ofensiva sea la actitud del auditorio, por eso mi trabajo no solo consiste en enseñarles Historia Universal, sino también en lograr que ustedes se sientan seguros y confiados de sus conocimientos.
Ese día comprendí
cuál era el verdadero objetivo de aquella actitud tan agresiva del profesor, aquella conversación cambió para siempre la imagen que tenía de él y hasta el día de hoy le
agradezco todo lo que me enseñó y guardo los mejores recuerdos de los años en
que me impartió clases de Historia.
© Miriam De La Vega
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