PARADOJA (Relato Corto)
Ni siquiera sabía
la ubicación de Angola en el mapa, tuve que buscarlo en el viejo globo
terráqueo de mi abuelo para saber que el país al que me enviaban estaba en
África.
Al bajar del avión, la vi y de inmediato sentí una fuerte conexión con ella.
Era enfermera y también estaba allí contra su voluntad, ambos habíamos sido enviados, como tantos otros, a participar
en aquella guerra absurda, cuyo objetivo jamás entendimos.
Para mí hay un antes y un después de Angola. Allí conocí de cerca el peor
rostro de la muerte, perdí muy buenos amigos y vi morir a muchos africanos, a
quienes no conocía, pero que nunca me habían hecho daño alguno y quizás en otras circunstancias hubieran
sido mis amigos. Cuántas pérdidas imperdonables, todavía los fantasmas de
aquella guerra, me persiguen en las noches, cuántas vidas inocentes se perdieron de ambas
partes, por culpa de un gobierno insensato.
Pero tengo sentimientos encontrados con
respecto a esa etapa, porque donde tantos otros encontraron la muerte, yo encontré
el amor.
En el presente, cuando la veo acunando a nuestro pequeño nieto en sus tiernos
brazos, agradezco al universo por haberla puesto en mi camino, sé que aunque hubiera sobrevivido a la
guerra, no hubiera regresado realmente vivo
de Angola, de no haber sido por ella, hubiera dejado mi alma allí. Solo por
ella sentí deseos de continuar viviendo.
- MDLV -
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